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FOTO: Gobierno Regional del Cusco, Facebook.

Querer ganar la batalla con palos y piedras

Publicado: 2020-04-12

De la televisión, los diarios y de los análisis más sensatos aparece el parte de guerra: los gobiernos regionales no están dando respuestas inteligentes ante el Coronavirus. Pocos han diseñado medidas conformes a la realidad de sus pueblos, raro es el que ha constituido un comando de coordinación, ágil, con capacidad de tomar decisiones y hacerlas cumplir.  

Las autoridades regionales y locales prácticamente ausentes –o dedicadas a baldear las calles aledañas de los mercados frente a las cámaras– han dejado el grueso de la batalla contra el COVID19 al gobierno central que intenta hacer lo mejor que puede a nivel macro, pero no llega eficientemente a la gente que realmente lo necesita.

Una embestida como la que sufrimos no puede ser ganada desde los escritorios de palacio y los ministerios híper centralizados en Lima. Creer eso es como querer vencer con una tropa armada con palos y piedras a un batallón moderno y preciso, del siglo XXI. Es imposible terminar con un enemigo novísimo con la armazón institucional de siglos pasados: la organización de gobierno centralista es esa cuadrilla avejentada y, su insolvencia técnica y política, un aliado de la pandemia.

Para muestra, el recién aprobado Programa Reactiva Perú para financiar con 30,000 millones de soles a las empresas (casi 8,900 millones de dólares) como garantía de los préstamos que los bancos les darán, está pensado para una realidad industrial, citadina, de compañías formales conectadas al sistema crediticio, es decir para una minoría capitalina del sector productivo nacional. Ante este diseño, los gobiernos regionales poco o nada han dicho a favor de la alicaída industria local, la producción agraria y los trabajadores de a pie. ¿O hay alguna propuesta, por ejemplo, para orientar este programa a levantar el abatido turismo, en el Cusco?

Otro ejemplo es la falta de eficiencia del SISFOH en la identificación de las personas para la asignación de los bonos. La elaboración de la lista de los beneficiarios ha sido dirigida desde la burocracia centralista, con sus métodos y medidas, abriendo la puerta a que los comisionados en los gobiernos locales favorezcan a su clientela y parientes. De cara a esta corruptela la ausencia de una voz y acción regional es también categórica.

Los gobernantes regionales y municipales, evadidos de sus funciones, se limitan a esperar que el gobierno central les decrete qué hacer. Algunos intentan imitarlo en chiquito. Es aterrador observar cómo las Direcciones Regionales de Salud (DIRESA) se confinan solo a emitir los reportes de contagiados y fallan hasta ahora en la adecuación suficiente de la infraestructura y los servicios hospitalarios para cuando el virus golpee con fuerza.

Con gobernadores regionales desbordados, con débil formación política, carentes de liderazgo, sin propuestas ni capacidad de arrancar al centralismo lo que los pueblos requieren, crece la sensación de incredulidad, las salidas picarescas para saltarse la cuarentena, la resignación y el abandono frente a lo que vendrá.

Superar esas insuficiencias demanda la constitución de un comando técnico/político regional autónomo, no dependiente del centralismo, y con participación de la sociedad civil, las instituciones de gobierno regional y las fuerzas de seguridad. No hacerlo le pasará una factura muy alta a la salud y la vida de los ciudadanos.


Escrito por

Pável H. Valer Bellota

Un pasajero en tu camino.


Publicado en

Así había sido...

Pensamientos, reflexiones, llamamientos y súplicas de un pasajero en tu camino