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Foto: reporte obligado unsaac

Ayer, los estudiantes

Publicado: 2019-03-30


Ayer, mientras empaquetaba las revistas de la Facultad para enviarlas a los autores y a las bibliotecas, en medio de esa maraña de papeles, sobres, goma y cinta de embalar en que se habían convertido por unas horas los escritorios y las sillas, llegaron al local de nuestro Instituto dos estudiantes que no había visto nunca antes. Uno vestido con una chaqueta de color militar y el otro con una camiseta roja. Ambos tenían ese aire propositivo, rebelde e indócil de aquellos a quienes nos tocó ser universitarios en los años más difíciles del Perú.

Venían con la intención de hablar conmigo sobre la realización de un foro de los círculos de estudios acerca de qué destino convenía a la universidad pública, de cuál debía ser el papel de los estudiantes en su reforma para convertirla en una institución de calidad que contribuya de manera decidida al desarrollo sostenible, a la democracia y a los logros estratégicos de nuestra sociedad regional. Me dijeron que hacían esta propuesta porque se acercaban las elecciones para renovar la junta de la Federación Universitaria del Cusco.

Al principio los escuché escéptico y sin muchas ganas. Estos últimos años, las elecciones universitarias, con el frenesí de intereses que se disfrazan en arengas de “cambio”, se han convertido sólo en una rutina más. Muchas veces los discursos han terminado diluyéndose en el vacío, convertidos en propaganda que utilizan los candidatos para hacerse de las instituciones y mal utilizarlas a su servicio egoísta y de grupillo. Una vez en el poder la soflama queda atrás y los ganadores son absorbidos por la cotidianeidad y casi nunca hacen lo que prometieron.

Seguí sin hacerles mucho caso, colocando las revistas en los sobres y rotulando los destinatarios. Pero, pasados unos minutos, la conversación adquirió la alegría del agua fresca en el desierto. Me dijeron que la universidad hoy parece un espacio yermo. Se le han arrancado los árboles del pensamiento, la frondosa producción intelectual de mediados del anterior siglo ha sido convertida en leña. Sin grandes ideas que conduzcan la reforma universitaria, la educación de calidad es una quimera, una mera ambición ilusa que, por nuestra humildad provinciana y por no parecernos a los poderosos, nos es negada a los estudiantes. Que es urgente nuestra acción para descollar de las condiciones actuales de una universidad que funciona sólo como una vulgar fábrica de técnicos cuya aspiración es insertarse en la máquina del sistema para hacer funcionar los mecanismos que nos mantienen lejos de nuestra libertad y realización. Esta universidad, así como está, no sirve a los intereses de nuestros pueblos y debe ser corregida. “Eso es lo que queríamos dialogar con usted, profesor”.

Después de esa conversación salí rápido del local del Instituto cargando los sobres al correo. Con una sonrisa enorme pensé que no todo está perdido. Todavía existimos esos universitarios. Rumié el mayo francés de 1968. Recordé las palabras de Mario Savio, líder del movimiento por la libertad de expresión que estremeció la Universidad de Berkeley. Voy a postear su discurso, me dije:

“Hay un momento en que el funcionamiento de la máquina se vuelve tan odioso, que te pone enfermo de corazón, que no puedes seguir participando. Ni siquiera puedes ya participar pasivamente. Y tienes que poner tu cuerpo sobre los engranajes y sobre las ruedas, sobre las palancas, sobre todos los aparatos, y tienes que hacer que se detenga. Y tienes que demostrar a las personas que la administran, a las personas que la poseen que, a menos de que seas libre, la máquina no podrá funcionar en absoluto".


Escrito por

Pável H. Valer Bellota

Un pasajero en tu camino.


Publicado en

Así había sido...

Pensamientos, reflexiones, llamamientos y súplicas de un pasajero en tu camino